EDAD MEDIA
Muchos
piensan que la Edad Media
fue un periodo oscuro, en el que no paso mucho, y que se llama así porque quedo
colgando en medio del esplendor de la Antigua Roma y el mundo Moderno. Es decir que
para muchos la Edad Media
fue un bache en la historia, de un periodo de transición como un sótano oscuro
en el que el hombre permaneció oculto y del que salió nuevamente a la luz allá
por el año 1500, cuando renacieron aquellas ideas de la antigüedad que habían
hecho tan brillantes las épocas Grecia y Roma. Pero en este periodo sí que
pasaron muchas cosas, pues fue en realidad
por estos años cuando comenzó a gestarse la Europa que conocemos hoy:
España, Francia, Italia, Alemania, Gran Bretaña, los Países Bajos, toda
Escandinavia, Austria, Hungría..son descendientes de aquellos famosos pueblos
bárbaros que ocuparon estos territorios después de la caída del Imperio Romano. Durante los
diez siglos de la Edad
Media estos pueblos se convirtieron en reinos y le dieron
forma a Europa, referencia fundamental de la cultura occidental.
Los Francos.
Allá
por siglo V d.C. pueblos bárbaros provenientes del centro europeo acosaban la
estabilidad del Imperio Romano. Los bárbaros germanos fueron quienes finalmente
en el año 476 entraron y destruyeron a Roma por completo. Los germanos no eran
un solo pueblo sino que estaban subdivididos en un sin números de fracciones
que siempre luchaban entre sí: los lombardos, los vándalos, los godos, los
visigodos, los borgoñeses, los sajones y especialmente un grupo de pueblos que
lograron destacarse entre todos estos: los francos. Estos personajes rústicos
fuertes y muy guerreros venían de tierras cercanas al Río Rin en la actual
Alemania. Los francos tuvieron una gran ventaja de su lado nació un hombre que era un líder por naturaleza y que jamás
se dejaba vencer ese hombre se llamó: Clodoveo y comenzó a liderar a su pueblo
con tan solo 16 años. En el año 481 llegó a ser el primer rey de todos los
francos y bajo su mando los francos se extendieron desde su patria, luchando
contra todos sus vecinos y conquistando la mayor parte de la antigua provincia
romana de la Galia ,
o sea la actual Francia, que tomo su nombre de estos fuertes guerreros.
Clodoveo gobernó desde la incipiente ciudad de Paris, luego se casó con una bella
princesa del pueblo de los borgoñeses llamada Clotilda. Ella habría abrazado a la
religión cristiana, cosa que no agradaba mucho a los rústicos francos. Clodoveo
cedió a la religión de Clotilda y finalmente se bautizó cristiano. Este fue un
hecho fundamental ya que a partir de Clodoveo todos los francos se convirtieron
al cristianismo, y así se fue forjando
una relación importantísima entre los reyes y la Iglesia que duraría por
siglos.
La nobleza de espada
Los
francos tenían una costumbre particular que con el tiempo se hizo muy común en
toda Europa, cuando un rey moría su reino era dividido entre sus hijos o
príncipes, ellos entonces tendrían tierras propias y podrían construir sus
propios castillos para custodiarlas. Los reyes tenían que protegerse de muchos
adversarios ya que gobernar por ese entonces no era otra cosa que defender las
propiedades por un lado, y atacar nuevos territorios por el otro. Para ello
cada rey necesitaba de muchos caballeros que se prestasen para el servicio
militar, a cambio de este servicio el rey les concedía parte de sus tierras
conquistadas, donde estos caballeros podrían construir sus propios castillos
convirtiéndose en duques, que quiere decir conductores o condes que quiere
decir, a su vez, propietarios de un
condado. Fue así como los guerreros más valientes fueron adquiriendo
propiedades que debían proteger en honor a su rey, a quien además le debían
lealtad absoluta hasta la muerte. Ellos fueron la nobleza de espada. Gracias a
la antigua costumbre de los francos, los hijos de los nobles heredaban esos
mismos derechos y al igual que sus padres tendrían una porción de tierra que
proteger. Esas tierras que circundaban el castillo y que eran llamadas feudos.
Los
feudos no estaban compuestos sólo de tierras y castillos, en torno a las murallas
de un castillo se extendían las aldeas de los campesinos, estas también eran
parte del feudo. Los campesinos trabajaban de sol a sol en los campos, pero no
eran esclavos, tampoco eran hombres libres, ya que estaban obligados a cumplir
los designios del señor que los protegía desde el castillo. Este decidía sobre
todas las cuestiones de la vida en su feudo, así que si tenías la mala fortuna
de tener un señor feudal cruel o injusto, la desgracia era tu único destino.
Aún así casi nadie se atrevía a abandonar la aldea en la que había nacido
porque más allá, en los bosques y pantanos, sólo había caminos desamparados,
hambre y el temor de ser interceptados por demonios o espíritus malignos.
Ningún campesino sabía leer o escribir y rara vez sabían que pasaba más allá de
las colinas que delimitaban el horizonte. Esa falta de conocimiento sobre el
mundo que los rodeaba les generaba muchos temores y esos temores estaban
reflejados en fabulosas supersticiones sobre magos, brujas y dragones.
El orden feudad
En
la Edad Media la vida se caracterizó por una lucha incesante, los nobles se
unían en sólidos ejércitos que se debían lealtad los unos a los otros y, a su
vez, todos ellos le debían lealtad al rey. Para que los nobles tuvieran
caballos, armaduras, espadas, capas y comida los campesinos de cada feudo
debían trabajar sin descanso. Ellos producían todos los alimentos que comían
sus señores y lo que sobraba también era tomado por los señores para
intercambiarlo por todo aquello que necesitaban en sus campañas militares.
La
sociedad feudal funcionaba como una gran rueda, sobre ella se apoyaban tres
grandes grupos que nunca se mezclaban entre sí: Aquellos que se dedicaban a
luchar eran los nobles caballeros, aquellos que se dedicaban a rezar eran el
clero y aquellos que se dedicaban a cultivar la tierra eran los campesinos.
Cada grupo dependía del otro, si los campesinos no eran defendidos por los
nobles no podrían cultivar la tierra, y si los nobles y la Iglesia no tenían
que comer ¿cómo iban a pelear y rezar?
Estos
tres órdenes eran muy rígidos y nadie podía moverse de uno hacia el otro. La
organización feudal duró en Europa unos mil años.
Los carolingios
Pipino
era un duque de origen franco que tenía sus tierras en Soissons, a unos cien
kilómetros de París, le decían El Breve, porque era bajito. Pipino no estaba
contento con sus escasas tierras, y ambicionaba convertirse en rey de los
francos. Viendo el Papa, que era el jefe de
la Iglesia ,
tenía una gran influencia sobre todos los cristianos del reino, Pepino mandó
ejércitos a Italia para defenderlo de agresores e invasores, permitiéndole
crear los Estados Pontificios (que eran como los Estados de la Iglesia ). En
agradecimiento el Papa Zacarías le dio todo su apoyo y en el año 754 fue
coronado como nuevo rey de todos los francos. Pipino El Breve fue el padre de
Carlomagno. A diferencia de su padre, él era un hombre alto y robusto.
Carlomagno
supo aprovechar la astuta alianza que su padre habla entramado con el Sumo Pontífice
de la Iglesia
Cristiana. Entonces envió nuevos ejércitos a Roma y estos
hicieron más extensos y poderosos los territorios gobernados por el Papa. En retribución
el Papa nombró a Carlomagno protector de la Iglesia Romana.
Con ese título el gran Rey de los Francos se lanzo hacia el Norte, hacia el
Sur, hacia el Este y hacia el Oeste con el fin de conquistar, subyugar y cristianizar a todos los habitantes del
continente Europeo. Después de incansables campañas contra los lombardos, los
sajones, contra los ávaros, contra los eslavos, contra los godos y los
visigodos, Carlomagno había logrado formar un gran Imperio. No fue tan solo un
gran conquistador, Carlomagno quiso unificar a todos los señores y las aldeas
de su imperio en una sola religión y bajo una misma cultura, basando su poder
en el conocimiento.
Carlomagno y sus primeras
universidades.
Casi
800 años más tarde del nacimiento de Cristo, Carlomagno se había convertido en
una figura emblemática de toda Europa Continental y su imperio fue llamado el
Imperio Carolingio. A pesar de ser un Rey tan poderoso, Carlomagno no había ido
a la escuela ni había tenido profesores durante su infancia. Es que los nobles
de esta época sólo se ocupaban de luchar y conquistar los territorios y creían
que elucubrar complejos cálculos matemáticos o filosofar acerca del mundo era
una inútil pérdida de tiempo.
Pero
Carlomagno pensaba distinto, y a pesar de su escasa instrucción, tuvo una visión
innovadora completamente revolucionaria para la época. En su corte reunió
sabios y poetas de distintas partes del mundo, a quienes invitaba para discutir
sobre cuestiones que iban desde la importancia de Dios hasta el origen del
mundo y de las estrellas.
Él
mismo aprendió a hablar latín, que era el idioma de los antiguos romanos y
obligó a que fuera enseñado en muchas iglesias y monasterios de su imperio.
Los
monjes tenían en su cargo documentar todos esos conocimientos universalistas
que allí se enseñaban, este fue el origen de las universidades tal como lo
conocemos hoy.
Dos siglos
después de Carlomagno de aquellos monasterios nacieron muchas universidades:
por ejemplo la Universidad
de Bolonia en Italia que fue fundada en el año 1.088 y es la más antigua de
Europa, o la de Oxford en Inglaterra que fue creada en el año 1096.
Catedrales medievales
La
alianza entre Carlomagno y el Papa fue muy estrecha e importante, el Rey mando
a construir muchísimas iglesias y monasterios a lo largo y a lo ancho de su
imperio. Al comienzo las iglesias románicas se caracterizan por sus grandes bóvedas
oscuras y frías donde reinaba un clima apagado que acentuaban el espíritu
místico religioso. Pero también era así porque los arquitectos de esa época no
dominaban sofisticadas técnicas de construcción y su prioridad era evitar que
todo se desmoronada.
Varios
siglos más tardes allá por el año 1.100 después de Cristo un nuevo de estilo
comenzó a adueñarse de las catedrales de Europa, los arquitectos comenzaron a
diseñar Iglesias con ventanas mucho más
grandes, adornadas con vidrios de colores que representaban escenas de la vida
de Cristo y que lograban un ambiente de gran luminosidad, estas fueron llamadas
catedrales góticas. El mayor milagro de las catedrales góticas era el uso de
vigas de arco que desplazan el peso hacia los costados, sus enormes y luminosas
bóvedas logran sostenerse sobre columnas muy delgadas generando grandes
elevaciones en un espacio etéreo.
El
cambio de estilo románico al estilo gótico reflejó un cambio en la mentalidad medieval.
Mientras que en el románico se apagaba la Tierra y el gótico se elevo hacia el cielo con
sus altas e interminables torres que se elevaban para estar más cerca de Dios.
La coronación de Carlomagno
En
la noche de navidad del año 800 Carlomagno se hallaba rezando en la basílica de
San Pedro, en Roma. El papa León III se le acerco, y mientras todo el pueblo se
arrodillaba ante él, lo corono emperador del imperio Romano Germánico. Así el
gran reino de Carlomagno se
transformaría en un imperio que quiso hacer revivir la grandeza del
antiguo Imperio Romano. La enorme diferencia, era que los soberanos de este
imperio no eran romanos, sino germanos.
Aquellos
mismo, que siglos antes habían destruido Roma, pero que ahora con sus
estratégicas alianzas con el Papa, habían decidido cristianizar y volver a
unificar a toda Europa.
Para
mostrarle sus respetos al nuevo emperador, enviados de todo el mundo llegaron a
la corte de Carlomagno. El gran príncipe musulman de Oriente Harun al Rashid le
envió preciosos tesoros y hasta un elefante. La inteligencia, la fuerza de
voluntad y la superioridad con la que gobernó Carlomagno destacó a toda una
época. Pero desafortunadamente todos
estos logros estaban atados a su propia personalidad, y se disolvieron poco
después de su muerte. Catorce años después de su coronación en el año 814, el
imperio fue repartido entre sus tres nietos, y pronto se descompuso en los reinos de Alemania, Francia e Italia. Las
escuelas que creadas por Carlomagno, decayeron, y el arte de leer y escribir se mantuvo aislado en algunos
monasterios dispersos. El Sacro Imperio Romano de la nación alemana, la gran
obra de Carlomagno, no perduro por mucho tiempo y en los siglos posteriores
Europa volvió a caer en guerras e invasiones incesantes que imposibilitaron
cualquier esfuerzo de unidad y crecimiento común. Este fue el principal
objetivo de Carlomagno, sigue siendo hoy uno de los principales anhelos de
todos los Estados que componen la
Europa de la actualidad.
Fuente: Edad Media para niños. https://www.youtube.com/watch?v=SgfcTtqmiKI