LA REVOLUCIÓN RUSA DESDE 1905 HASTA 1921
Durante todo el siglo XIX, los zares mantuvieron a Rusia
bajo un tipo de monarquía absoluta calificada como autocracia. Pero ya antes,
los liberales de Rusia se habían constituido en un sector fuertemente crítico
del poder zarista y de la injusticia social del país.
De hecho, en 1860, y bajo el reinado de Alejandro II, se
puso fin al feudalismo y se aplicó una política reformista. Pero todas estas
reformas eran insuficientes para sus opositores.
En 1881, el mismo día en que el zar moría víctima de un
atentado, se aprobó una Constitución que llevaría a Rusia un régimen
representativo. Pero los sucesores de Alejandro II (Alejandro III y Nicolás II)
jamás aplicaron dicha Constitución y volvieron a gobernar bajo un régimen del
terror.
Así, el Estado se mantuvo como una autocracia real, cuyo
poder político era respaldado por el ejército y la burocracia. Nicolás II, que
ascendió al trono de Rusia en 1894, creía que su poder venía de Dios y que
debía ejercerlo sin ninguna concesión.
El ensayo general: la revuelta de 1905
El 22 de enero de 1905, se produjo una manifestación general
en San Petersburgo que fue repelida por la guardia imperial. El balance fue un
millar de muertos y más de cinco mil heridos.
El 22 de enero de 1905 (según nuestro calendario y 9 de
enero, según el calendario juliano), una gran manifestación, que se reunió en
Petrogrado (San Petersburgo) con el fin de pedir reformas al zar, fue disuelta
a tiros por las tropas, produciéndose un millar de muertos. Esto fue lo que se
conoció como la masacre del Palacio de Invierno o "Domingo
sangriento".
La indignación en toda Rusia fue grande. Las huelgas y la
violencia se propagaron, los obreros aprendieron a organizarse y los soviets (consejos
obreros) cundieron por todo el país.
En octubre de 1905, el zar aceptó un manifiesto redactado
por el ministro Sergei Yuliévich, conde de Witteo de Vitte (el "manifiesto
de octubre"), que ofrecía otorgar libertades civiles y convocar a una Duma
o asamblea elegida por el pueblo. Pero cuando las protestas populares
disminuyeron, las reformas se detuvieron. La Duma no tenía ningún poder real y
los derechos civiles nunca se hicieron realidad.
Entre 1906 y 1914, el zar intentó gobernar como siempre lo
había hecho.
Para 1914, la autocracia coexistía con crecientes
movimientos políticos de tipo conservador, liberal y socialistas, que esperaban
reformas políticas.
El desastre de la guerra
Rusia no estaba preparada para una contienda larga. El
ejército zarista carecía de todo: de armamento moderno, de táctica y logística
de combate y de eficaces cuadros de mando.
Así y todo, Rusia se vio implicada en una guerra
imperialista en la que no jugaba ningún papel decisivo, más que el de comparsa
de sus aliados occidentales. El soldado ruso no sabía por qué causa tenía que
ir al frente y menos perder su vida en ello.
En medio del combate (1915), las fuerzas rusas fueron
obligadas por los alemanes a replegarse hacia su territorio, sufriendo la
pérdida de un millón de hombres (entre muertos y heridos), y de otro millón en
prisioneros. Después de algunos triunfos contra los austríacos (1916), los
rusos fueron repelidos frontalmente y perdieron otro millón de hombres.
La guerra no había hecho más que agravar los problemas en el
país. Los soldados desertaban o se amotinaban, los obreros se iban a huelga y
el pueblo tenía hambre. El régimen zarista tambaleaba.
Los rusos continuarían, a duras penas, hasta que, en 1917,
los bolcheviques firmaron con Alemania el armisticio (2 de diciembre) y en 1918
sellaron la paz en el Tratado de Brest-Listovsk (3 de marzo), en el que Rusia
perdía algunos territorios: Finlandia, Polonia, Ucrania, Bielorrusia y las
repúblicas bálticas (Estonia, Lituania y Letonia).
Las revoluciones de 1917
El ambiente previo a la revolución era tenso. Los soldados
se amotinaban, los obreros protestaban y el régimen zarista reprimía.
Los dos estallidos revolucionarios de 1917 en Rusia
supusieron el derrocamiento del régimen zarista y el establecimiento del primer
Estado comunista de la historia. Estos acontecimientos son conocidos como la
Revolución de Febrero y la Revolución de Octubre. En estas fechas, Rusia
comenzaba su transformación de nación campesina en Estado industrial.
El cambio social estuvo dirigido por un reducido grupo de
revolucionarios, apoyados por una minoría de intelectuales y obreros.
El gobierno provisional
La Revolución de febrero tuvo una dirección política
pluralista, a cuyo frente estuvieron hombres (como Lvov, Miliukov, Kerenski y
Guchkov) de tendencias heterogéneas (liberal, conservadora y socialista
moderada). Pero todos unidos por la idea de establecer en Rusia un régimen
constitucional y democrático.
Sin embargo, el gobierno provisional se reorganizó varias
veces en pocos meses, pasando el poder de Lvov al menchevique Alexandr
Kerenski.
Todos estos gobiernos provisionales carecían de fuerzas
efectivas para dominar la situación. El verdadero poder lo tenían los soviets,
y, dentro de los soviets, los socialistas revolucionarios, que luego formarían
el Partido Comunista.
La situación de dualidad de poder (gobierno y soviets) y la
continuidad de Rusia en la Primera Guerra, contribuyeron al agotamiento de
cualquier solución (gobierno provisional, ministerios de coalición, etc.). El
enfrentamiento entre los revolucionarios bolcheviques y gobierno provisional
era inevitable.
Pero en julio este conflicto se saldó momentáneamente, con
el triunfo del gobierno provisional. Lenin, líder indiscutible de los
bolcheviques, huyó a Finlandia y de ahí a Suiza, y el 6 de agosto Kerenski se
convirtió en primer ministro.
La Revolución de Octubre
Los bolcheviques se adueñaron de todos los lugares
estratégicos de Petrogrado y al día siguiente se apoderaron del Palacio de
Invierno, sede del gobierno.
Kerenski y sus ministros huyeron y el Congreso Panruso de
los soviets autorizó a los bolcheviques a organizar un Consejo de Comisarios
del Pueblo, que estaría a cargo del nuevo gobierno, con Lenin como Presidente.
El gobierno alemán había prestado ayuda a este para que
regresara de su exilio en Suiza, con la correcta presunción de que podría
provocar confusión en los esfuerzos bélicos rusos.
El nuevo régimen anunció cambios radicales. Con gran rapidez
se promulgaron los decretos que establecían el cese de las hostilidades en
todos los frentes y el reparto de las grandes propiedades agrícolas. El poder
local fue entregado a los soviets y comités populares.
Sin embrago, tras la toma del poder, los bolcheviques se
encontraron muy aislados y con numerosos problemas.
El 8 de diciembre se celebraron elecciones para la Asamblea
Constituyente, que se reunió el 18 de enero de 1918. Al día siguiente, el
Consejo de Comisarios del Pueblo disolvió la Asamblea. Para julio, Rusia ya
ardía en una sangrienta guerra civil.
La guerra civil rusa (1918-1921)
Pronto se vería que la contrarrevolución no estaba
desarmada. Los rusos blancos (oficiales zaristas, cosacos y elementos anti bolcheviques),
ayudados por fuerzas de potencias extranjeras (Inglaterra, Francia, Estados
Unidos, etc.) se enfrentaron durante tres años contra el ejército bolchevique o
Ejército Rojo, organizado por León Trotsky.
Los rusos blancos llegaron a controlar grandes sectores del
antiguo Imperio Ruso, dejando a los rojos en el corazón del país, en torno a
Moscú y Petrogrado. Para 1919, la supervivencia del nuevo Estado estaba en juego.
Los bolcheviques sólo pudieron ganar la guerra al lograr
imponer una dictadura brutal y militarizar tanto al partido como a la sociedad.
Además, todas las fuentes potenciales de oposición fueron aplastadas sin
piedad.
Cuando la guerra civil terminó, en 1921, el sistema político
ruso se había transformado en un Estado totalitario de partido único, gobernado
desde arriba por el Consejo de Comisarios del Pueblo, en sociedad con el Comité
Central del Partido Comunista.
Fuentes:
Texto del vídeo
http://wwwrevolucionrusa1917.blogspot.com.es/2012_05_01_archive.html
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Texto del vídeo
http://wwwrevolucionrusa1917.blogspot.com.es/2012_05_01_archive.html